miércoles, 19 de marzo de 2008

'El iphonsito' Parte 1

'El iphonsito' (Guión de corto cinematográfico)

- Narrador: Esta es la historia que cambió las vidas de Terence Hill y Bud Spencer. Bud era un hombre delicado y muy articulado en el lenguaje:
- Bud (viendo pasar a una joven): ¡Estás culiciosa, nena! (La joven lo mira, insultada).
¡Tranquila, estoy haciendo un experimento, soy científico! (La joven adquiere un aire de disimulado interés).
¡En polvos cósmicos! (La mujer propina un soberbio y sonoro bofetón a Bud, que se duele).

-Narrador: A su vez Terence era culto y refinado y un amante del cultivo de todo tipo de artes, muy en especial las amatorias:
(Terence, vestido impecablemente con un traje de riguroso blanco aparece saboreando, en una delicada expresión extática, una taza de té en un día soleado, mientras sostiene el parasol de una bella acompañante).

-Narrador: Bud emitía además agudos y valiosos juicios en materias de sociología...
-Bud (observando un anuncio televisivo en el que, en primer plano, varias mujeres jóvenes avanzan con paso decidido hacia la cámara): ¡Uy, qué mujeres más seguras de sí mismas! ¡Seguro que llevan buenas compresas! (Su compañero se aleja ahuyentado).
¡Cuidado, que ahora harán un lésbico! (grita a su compañero).

(Terence comprueba el contraste de la luz y la semisombra punteadas en un esplendoroso seno turgente, uno de los dos de una sublime modelo de pintura).

-Narrador: ... y en asuntos de cosmología...
-Bud: Unos pechos tan masivos seguro que deforman el tiempo y el espacio. (Se gira a cámara y explica -leída de una cuartilla- la 'Nota del Autor':
La Teoría General de la Relatividad de Eintein afirma que los objetos muy masivos, como grandes planetas o en esto caso los pechos enormes, transmiten la fuerza de la gravedad por medio de la deformación del tiempo y el espacio a su alrededor.

(Aparecen nuevamente Terence y su modelo de pintura. Vemos a la mujer recibiendo un enérgico masaje en su espalda y en su nalga, desnuda, porosa).


Interior. Consulta de un psiquiatra:
- Psiquiatra: Bud, usted no ha integrado sus facetas de personalidad en una sexualidad madura. El resultado de esa represión es su uso de una jerga sexual inmadura y el escapismo de ese yo incompleto por medio de pulsiones de violencia pueril. (El actor lee ostensiblemente el discurso de una cuartilla).
- Bud: ¡Vete a tomar por el culo!
- Psiquiatra: ¡Ay, graciaaas! (Imposta un tono afeminado).
- Bud: Además de rarito y menosmola, eres gilipollas: ¿Por qué me atiendes con una corona de laurel en la cabeza?
- Psiquiatra: Pues porque esta es una obra griega. ¿Aún no te has enterado?


Exterior. Agradable y soleado día en una campiña, monocroma y envuelta en una brisa calada.

- Terence (en primer plano, comenta fuera del alcance de su acompañante): ¡Qué bueno es ser yo! En mis manos, toda mujer se convierte en una viciosa e irreprimible amante.
(Su pedantería es subrayada con un tono altivo y odiosamente cadencioso).

(Se dirige a su modelo de pintura, cuyo hiriente seno, como una montaña en guerra de sombra y colores, lacera el aire).
- Terence: Como Cezanne, con este iphonsito como modelo (agarra un iphone y lo contrapone al cuerpo desnudo de la joven), deconstruiré todas las figuras geométricas de tu cuerpo.
Y es que en París, mi amigo Paul Cezanne me desveló todos los conocimientos de su pintura.
- Modelo (directamente, sin recelo): ¿Pero no era Cezanne un pintor del XIX?
- Terence (sorprendido y violentado ante el repentino descubrimiento de su engaño, desvía bruscamente la conversación): Bueno, bueno, ¿desde cuándo las modelos sabéis de otra cosa que de felaciones? (La mujer reprime un gemido de asombro).
En fin, el caso es que el viejo Paul, al que sí conocí (recalcando en una repetición odiosamente previsible), asombró a París pintando una manzana. Yo, en cambio, conquistaré el mundo con un seno. (Acaricia el rostro de la joven y le sonríe. Esta queda convencida sólo a medias).

(Un violento golpe de aire arranca el iphonsito de sus manos).
¡Uuuuh! (Exclama Terence con femenina sorpresa). ¡El viento se me llevó el iphonsito!
¡No te muevas, voy por él! (Corre en pos del iphonsito).


- Bud (comenta, en primer plano, fuera del alcance auditivo de otra mujer, pero no de un niño, quien se burla de él con un ademán despectivo):
¡Qué putada ser yo! (espeta asqueado). En mis manos, todas mis posibles conquistas huyen como zorras. Despues de la desilusión, siempre recurro a la masturbación.
Pero si esta vez me hago amiguito del sobrino de esta pollita, seguro que voy y mojo.
¿Verdad que sí, amiguito? (Sonríe brutalmente al niño, pensando que no le ha oído).
- Niño: ¡Que te folle un pez, cabrón!
- Bud: ¡Sí que te voy a dar, deslenguado! ¡Como me chafes el plan con tu tía!
(Corre detrás de él. Mientras corre, se la cae del bolsillo otro iphonsito, distinto al de Terence).
¡Ya te agarraré, ya! ¡Espera que recobre el iphone! (Se dirige a buscarlo).


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