miércoles, 23 de enero de 2008

Tiempo y espacio Parte 3

- Rizzi (Se muerde la uña del meñique de la mano derecha. Pasea de un lado al otro): ¿Te gustó la fiesta de anoche, Giaccomo?
- Giacko (Es más joven que Rizzi. Viste ropas 'chic' pero con un premeditado toque de desgaste. Lleva una melena cuidada, aún no del todo larga. Sobre unos hombros desnudos cae un mechón de cabello. Porta con desdén una apretada musculosa de color negro roto, maculada por brochazos y gotas blancas. Su espalda es grande y tensa. Sus movimientos son rápidos y ejecutores, funcionales. A pesar de ello, su rostro parece cansado y bosteza y se despereza regularmente): Uh, qué gran fiesta. La mejor droga la traen siempre los marchantes. Y esas mujeres (aúlla, se mesa los cabellos), que sólo aparecen en noches de exposición... ¡uhh, magníficas! Lo peor es que no recuerdo si terminé o no con alguna.
- Rizzi: Sí, sí, sí... está, está muy bien todo eso, sí (habla mirando al suelo).
Pero... (se rasca el entrecejo), ¿no notaste algo más en el ambiente, algo quizá... (breve pausa. Mira hacia el piso)... incómodo?
- Giacko: Las sillas, ¿quizá? Esta manía de exagerar el diseño y al final uno ni puede sentarse en ellas.
- Rizzi (lentamente): No, no es eso. No... me sentí mal. Creía que no sería el único... es extraño (se rasca el entrecejo).
- Giacko (Ya no bosteza. Agarra una pelota y juega con ella): Vamos, Rizzi, basta de secretos. ¿Quieres hacer el número del artista incomprendido delante de Rick? (Deja de jugar con la pelota y la mantiene en las manos). ¿Que te consuele con un aumento en las comisiones (Rizzi no responde. Giacko se rasca la cabeza). ¿Un departamento en Times Square? ¿Más drogas, mujeres, hombres? (Pausa. Rizzi está mirando hacia la ventana; da la espalda a Giacko).
Sea lo que sea, me parece bien. Pide lo que necesites... al fin y al cabo en la vida hay que quedarse con lo que nos gusta, ¿no?
- Rizzi: Me siento mal. (Pausa). No me gusta.
(Rizzi sigue mirando por el ventanal. El efecto de luz simula el ocaso. Con las manos sobre su frente aparta la luz naranja que lo ciega. Giacko sigue jugando a la pelota).

Escena III. En el centro de la escena, una plancha azul, de lado a lado del escenario, simula el agua de un río. Un señor, cercano a una vejez indefinida, pesca. No sabemos cuanto tiempo lleva en la misma posición. De vez en cuando estira los brazos y bosteza. Sonido de agua fluyendo, trinos de pájaros, rumor del viento. Follaje, juncos y plantas al fondo de la escena. Debe de ser el mediodía, según nos indica una fuerte iluminación.
Rizzi aparece en escena por la izquierda. Ninguno de los personajes se percata de la presencia del otro.
Rizzi se acerca a la orilla. Mira fijamente el fondo. Se escucha un efecto de agua corriendo furiosa.
- Viejo: ¡Hola! (No cambia la dirección de su mirada. Se afana laboriosamente para ensartar un cebo en el anzuelo. Sopla y escupe).
- Rizzi (Retrocede bruscamente. Mueve la cabeza hacia el viejo): Ho... hola.
- Viejo: Buen día hoy.
-Rizzi: Sí, sí, buen día.
- Viejo: ... los peces han picado, el sol brilla. Con momentos así me gusta quedarme (Rizzi se gira bruscamente y mira al viejo. Este deja de jugar con el cebo). ¿Qué pasó... qué dije?
- Rizzi: Nada, algo que solía decir hasta hace poco tiempo.
- Viejo: No sería tan importante entonces (sigue luchando con el anzuelo).
- Rizzi: ¿Por qué lo dice?
- Viejo: Porque nada importa nada. Si ahora pienso que pescar no es importante, dejará de serlo.
(Se pincha con el anzuelo. La sangre brota de su dedo. Sopla y escupe).
- Rizzi (Mira la herida. Empieza a tambalearse): ¿No... no le duele?
- Viejo: Me aguanto. El dolor es cosa de hombres.
- Rizzi: Es cierto... es humano, para todos. (Pausa).
(Habla mirando hacia el río. El viejo queda a un lado).
¿No cree que las cosas importan, que deseamos lograrlas,... que el dolor viene si no las alcanzamos?
- Viejo: No sé... mientras los peces piquen. (Sopla y escupe).
Sonido de agua fluyendo, trinos de pájaros, rumor del viento.

Escena IV. Rizzi se mueve de un lado al otro del escenario. Alrededor suyo, entorno a una sencilla mesa de madera, dos personas reciben sus órdenes. Los personajes entran y salen de escena febrilmente, tirando de carretas, levantando muros de ladrillos o serrando tablones. Es un poblado, seco y árido, según indica el decorado de fondo, con una montaña roja recortada sobre un plano azul sin matiz. El sol aparece como un testigo inmóvil. Un molino metálico gira con el viento y chirría.
- Rizzi (mientras consulta unos gráficos en su iphone): Ramón, vuelve a traerme esos planos. (Ramón los trae). Endereza dos palmos esa estructura.
(Ramón sale de escena. Salvo dos figurantes dando martillazos y apilando ladrillos, Rizzi se queda sólo. Se rasca una sien, hunde la cabeza entre las manos y sigue estudiando el plano. Entran dos nuevos personajes por el fondo izquierda. Acarrean latas de pintura y visten de buzo manchado. Rizzi sale de su concentración y los observa detenidamente. Vuelve a estudiar el plano).
- Pintor 1: Somos los pintores.
- Rizzi (no aparta su atención del plano): Ya lo he visto.
- Pintor 1: Vamos a pintar el exterior de ese barracón.
- Rizzi: Bien (sigue estudiando el plano).
- Pintor 2 (al pintor 1): El muro es irregular. ¿Quedará uniforme el color?
- Pintor 1: Sí, la luz y la sombra crean la perspectiva.
(Rizzi desvía su mirada bruscamente. Un molino metálico gira con el viento y chirría).
Fin

Pulsa en los dos botones de abajo si te guste lo que lees (así el blog tendrá más lectores).


Top Blogs



Literature

No hay comentarios: